Monday, April 27, 2009

Los Mil Días de García (o Cómo terminar de una vez por todas con los análisis de coyuntura)

Debo confesar que le tengo reticencias a los análisis de coyunturas. Me resultan antojadizos, tendenciosos, inflados por los titulares de los periódicos (últimamente por los bloggers), por los escandaletes del momento. Creo que el politólogo o el analista serio tiene poco qué decir si la aprobación presidencial sube 2% de un mes para el otro (simplemente podría ser error muestral), si ha salido un nuevo petro-audio, o si Leslie Suárez se ha montado encima del pabellón nacional. La coyuntura me parece más afín para los periodistas o para los analistas light que interpretan los hechos con hipótesis sacadas como conejos de sombrero de mago (léase alianza apro-fujimorista, Donayre como el Humala postmoderno, Simon como “tonto útil”). Analizar coyunturas es muy arriesgado, precisamente porque no hay marcos que ordenen la información y permitan una interpretación objetiva y convincente. Aunque quizás mi rechazo al análisis de las coyunturas, se deba a mi incapacidad de hacerlo.

Hace unos meses, me pidieron hacer un balance de siete mil palabras de la “coyuntura política, económica y social” del Perú durante el 2008, texto que saldrá publicado a mediados de año en una revista académica chilena. Con uno de los recientes egresados de ciencia política de la Católica, el “Bac.” Carlos León (¿A quién le importa si es bachiller, licenciado o saco diploma de buena conducta en el colegio?), decidimos asumir la tarea. El texto se encuentra en su etapa de edición, y cuando esté publicado lo haré saber. Pero ya que estamos en período de balances (ahora el huachafo pretexto son los mil días de gobierno), les comparto el resumen del texto. Júzguelo Usted mismo, estimado lector.

Perú 2008: El juego de ajedrez de la gobernabilidad en partidas simultáneas

Carlos Meléndez y Carlos León

No es ningún secreto que el desarrollo socioeconómico puede desestabilizar sistemas políticos, si aquél no viene acompañado de un desarrollo institucional (Huntington, 1968). El crecimiento económico sostenido que el Perú viene atravesando desde casi una década no delinea un camino exento de obstáculos. Todo lo contrario. En un contexto de bajos niveles de institucionalidad (Mainwaring, 2006), con un sistema democrático “sin partidos” (Tanaka, 2006) y sin estructuras efectivas de mediación política (Meléndez, 2004), la conflictividad social, aunque fragmentada, amenaza con desbordar y poner en jaque la gobernabilidad del país. Cualquier gobierno peruano (quizás cualquiera latinoamericano) enfrenta dos tipos de actores con poder de veto (veto players de acuerdo con Tsebelis, 2002) con retos y características distintas (Gonzáles-Ocantos y Meléndez, 2008). Por un lado, tenemos a los actores institucionales (Legislativo, gobiernos sub-nacionales, oposición política) cuya estrategia política persigue ganar legitimidad; pero que se mueven en un contexto de fragilidad institucionalidad y creciente desprestigio ante la opinión pública. Por otro lado tenemos una oposición “social” (con mayor poder de veto que la política), que ha desbordado a los intermediarios tradicionales que tienen los mismos problemas de intermediación que los partidos (sindicatos, frentes regionales), y se muestra más fragmentada, particularista, y coyuntural, pero paradójicamente con una alta capacidad de movilización.

Durante de lo que va su segundo gobierno (2006-2008), Alan García ha buscado neutralizar las amenazas de gobernabilidad que se sostienen en las dos dimensiones señaladas. La descripción de la dinámica política en el 2008 (y de lo que va del gobierno) demuestra que la estrategia de García ante los actores institucionales ha sido la de compartir y delegar responsabilidades políticas al Congreso y a los gobiernos regionales, arrogándose la exclusividad de los aciertos (crecimiento económico) y tomando ventaja del desprestigio de los otros poderes en los errores del gobierno (“El Congreso es ineficiente, muy lento”). Con respecto al clima de conflictividad social, su estrategia ha consistido en devolver paulatinamente al primer plano a un actor con poder de veto tradicional en la política latinoamericana: los militares. Ante la imposibilidad de establecer mecanismos de redistribución social (por ausencia de recursos, ineficiencia burocrática y riesgos de corrupción); el gobierno viene endureciendo las medidas represoras ante la movilización social y fortaleciendo la legitimidad de las Fuerzas Armadas. Cualquier tipo de organización social que pudiera facilitar la movilización social es rápidamente reprimida (desde ONG hasta las “Casas ALBA”). Más allá de que si el gobierno de García es de derecha o no, se evidencia una preocupación intensa por mantener el orden social y político, a toda costa. El crecimiento ha revitalizado estrategias autoritarias de control social que es lo que genera la “derechización” del régimen. Sin embargo, estas estrategias se llevan a cabo en escenarios de fragilidad institucional y baja intensidad del apoyo popular. Lejanos los días de la construcción de autoritarismos burocratizados (O’Donnell, 1973), la estrategia de García para evitar la inestabilidad política se basa en un juego de ajedrez en partidas simultáneas.

Conclusiones
La sensación de “derechización” del régimen no proviene exclusivamente del esquema económico que sigue el gobierno, sino de su estrategia de control social para alcanzar mínimos equilibrios de gobernabilidad. Consideramos que en el corto plazo, logra sus objetivos. Hacia la mitad de su gestión, el gobierno de Alejandro Toledo amenazaba con desplomarse, al punto que muchos sectores, incluyendo el diario El Comercio, propusieron que “diera un paso al costado”. Las condiciones coyunturales no han cambiado mucho en el actual escenario: la paradoja de crecimiento económico y conflictividad social se mantiene, y el APRA como partido mediador entre el sistema político y la sociedad no ha hecho diferencia. El equilibrio de baja intensidad que ha logrado García se debe a que juega hábilmente en los dos tableros de la gobernabilidad del país. En el plano institucional, conoce las debilidades de sus interlocutores. Controla el suministro de recursos con los gobiernos regionales, y apela a la baja popularidad y fragmentación del Congreso para buscar la luz verde a sus decretos legislativos. En el plano de la conflictividad social es donde encuentra más obstáculos dada la imposibilidad de agregar los intereses particulares en juego, lo que le lleve a recurrir a un endurecimiento de la represión institucionalizada a través de un creciente protagonismo de las fuerzas armadas, y de la represión a actores (ONGs) que podrían facilitar la articulación y organización de las demandas que evidencian los conflictos.

Sin embargo, éstas son salidas transitorias que finalmente podrán gestar condiciones temporales de gobernabilidad, pero postergan procesos necesarios para el fortalecimiento de la democracia en el país, como son el fortalecimiento de la institucionalidad política (la credibilidad del Poder Legislativo y la eficiencia de los gobiernos regionales) y la agregación ordenada de demandas sociales a través de expresiones orgánicas de las mismas. La democracia requiere tanto un Estado como una sociedad fuertes, pero sobre todo canales que tiendan puentes entre ellos. No que los repriman. Al inicio de su segunda gestión, se pensaba que el APRA como partido podría volver a reconstruir los vínculos de intermediación política; mientras que el resultado parcial ha sido el de promover el aislamiento de ambas esferas, como una salida rápida al desgobierno. García juega a las tablas en las partidas simultáneas que hacíamos referencia como metáfora, lo cual no lo hace inmune de que la sociedad pueda patear en cualquier momento el tablero.

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Thursday, April 23, 2009

El ciudadano fujimorista

Fujimori ha generado vínculos políticos al parecer inagotables con un sector de la ciudadanía, que serían envidiados por cualquier político. Estos vínculos trascienden posiciones ideológicas, las prebendas clientelares, pero tampoco se explican por una devoción personalista. Pensemos en el ciudadano fujimorista “de a pie” (no como Gonzalo Gamio que opone “ciudadanos” versus “fujimoristas”) para entender un poco más este fenómeno político.

Algunos analistas pronostican el final del fujimorismo luego de la condena de 25 años. Yo no estaría tan seguro de eso precisamente por la fortaleza que lucen los vínculos políticos fujimoristas. Fujimori construyó su vinculación con la ciudadanía a través de prácticas clientelares; sin embargo, esta la permanencia del apoyo por el ex Presidente contradice los supuestos de la naturaleza clientelar: ha trascendido el corto plazo y la utilización de los recursos del Estado. ¿Cómo es posible entender el fujimorismo si el acceso a las redes clientelares ha terminado hace casi una década? ¿Es tan grande el “agradecimiento” de las organizaciones sociales que movilizaba a su favor? ¿No que eran manipulables y sólo se movilizaban por chantajes?

Pero tampoco el fujimorismo se explica solamente por un “culto a la personalidad” como algunos suponen. El ciudadano peruano post-partidos ya no cree en caudillos ni en apasionamientos políticos. Los liderazgos, inclusive el de Fujimori, no son carismáticos. Sus seguidores no son radicales movilizados. Así, el fujimorista de “a pie” es un simpatizante fiel pero de baja intensidad. Práctica, como lo vimos en las elecciones del 2000, un voto “vergonzante”: no reconocerá públicamente su simpatía por Fujimori, pero en la soledad del ánfora electoral le dará su voto. Y como señalan las encuestas, lo seguirán haciendo por Keiko Fujimori el 2011.

Finalmente el ciudadano fujimorista no es necesariamente ni de derecha ni de izquierda; sino no se explica cómo los ex bastiones de Izquierda Unida le dieron su voto durante los noventa. Tampoco es necesariamente un individuo que no respeta los derechos humanos; sino, de qué manera se entiende que en las zonas más afectadas por el terrorismo, aun mantengan simpatía por él.

La condena a Fujimori le hace bien a la justicia peruana; pero para entender sociológicamente al fujimorismo hay que salirse de los juzgados; y evitar que los deseos se mezclen con los análisis, como suele pasar en nuestro país.

Publicado en Correo, 22 de abril del 2009: http://www.correoperu.com.pe/correo/columnistas.php?txtEdi_id=4&txtSecci_parent=&txtSecci_id=84&txtNota_id=43409

Cita textual del texto de Gonzalo Gamio al que hago referencia:
"Ahora los ciudadanos tendremos que considerar el frente político que se abre tras esta sentencia. Los fujimoristas van a victimizar a su líder, van a salir a las calles. Tienen algunos cuadros violentos."

Del texto se desprende que por un lado hay "ciudadanos" y que por el otro hay "fujimoristas". Pregunto: un fujimorista no es un ciudadano?

Gamio responde.

Actualización: Stanislao Maldonado cuestiona las falacias históricas de las posiciones de Gamio con respecto a la "victoria" sobre Sendero Luminoso. Creo que es una prueba más que Gamio lee la realidad de acuerdo con sus deseos y valores personales. Ello le lleva calificar a los que se oponen a su posición (y a sus ideas) como "moralmente inaceptables" (sick). Una muestra más de la intolerancia asolapada que se practica desde la "corrección política".

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Tuesday, April 21, 2009

Zald en el VRAE

Mi primer trabajo de campo fuera de Lima fue en el Valle del Río Apurímac-Ene (VRAE) hace más de diez años. Javier Torres suele hacerme recordar la vez que llegué a su oficina en SER preguntándole: “Cómo llego a San Francisco?”. (Sí: eran los días en que pagaba medio pasaje y leía fotocopias). Desde entonces, he ido al VRAE con cierta frecuencia, la última vez en el 2007, precisamente antes de venir a estudiar a los Estados Unidos.

Sin que ello me haga un experto en el tema, creo que podríamos entender mejor la presencia y transformación de Sendero Luminoso en el VRAE aplicando algunos de los preceptos elementales de Mayer (“Candelo”) Zald. En el 2004, publiqué un artículo en la compilación que dirigiera mi amigo Víctor Vich por los 40 años del IEP titulada “El Estado Está De Vuelta”. El artículo “Mediaciones y conflictos” no hace referencia directamente a los artículos de Zald, pero se nota su influencia en algunos de los argumentos que sostuve. Cito un párrafo a continuación:

En el Valle del Río Apurímac-Ene, la situación es más complicada. Para graficarla imaginemos la intersección de tres conjuntos —campesinos cocaleros, rondas de autodefensa y pequeños narcotraficantes— en donde la intersección es la parte de mayor magnitud. Como resultado, pocos saben quién es quién. Mientras tanto, Sendero Luminoso transita la zona como una suerte de tribu nómade que trata de capitalizar la violencia. Las habilidades de sus integrantes han quedado reducidas al uso de armas y su sobrevivencia pasa por ponerlas al servicio de narcotraficantes o de actos delincuenciales como el secuestro de Techint —ocurrido, también, en agosto de 2003—. Lejanos son los días de la “revolución”. (p.172)

Para Zald, la disponibilidad de recursos explica la acción colectiva. De este modo, Zald respondía (en 1977) a los que proponían como variable explicativa de las protestas y de la violencia colectiva al descontento social. Para Zald, descontento hay en todas partes, pero no en todas partes hay conflictos. Lo que termina explicando el conflicto (la acción colectiva violenta) es la disposición de recursos para la movilización por parte de los “rebeldes” (en el sentido más amplio del término). Zald entiende como recursos todo lo que facilite la movilización: desde elementos básicos de toda organización (redes de comunicación, dirigentes) hasta inclusive armas (en caso de acciones violentas). Los seguidores de Touraine dirían que hay una identidad política emergente que explicaría la movilización (“maoísmo reloaded”) y los “culturalistas” dirían que hay identidades subalternas emergentes detrás de estas acciones (un Nelson Palomino convertido en el Evo peruano).

En contextos desideologizados como el actual, ¿qué es lo que queda?: los recursos para la movilización. Sendero Luminoso –lo que queda de él— más que el remanente de un partido anti-sistémico maoísta es un cúmulo de recursos disponibles: cuadros que saben movilizarse en la selva, armados y organizados, excluidos de la política formal, que sólo saben promover “una acción colectiva violenta”, que asumen como estrategia de sobrevivencia el fungir de guardias de protección de pequeños carteles narcos, primero, y luego asumir sus propios proyectos ilegales. Sus “dirigentes” actuales no son líderes mesiánicos, ni expresiones políticas alternativas, ni señores narcos poderosos. (Ni Gonzalos, ni Evos, ni Escobares). Sino operadores políticos que promueven la violencia como estrategia para extraer beneficios particulares, como resultado de la combinación: recursos para la movilización y contrabando de drogas.

Creo que en el país la disposición de los recursos para la movilización es lo que explica gran parte del clima de conflictividad social (una hipótesis que vengo trabajando). Obviamente en zonas como el VRAE estos recursos para la movilización quedan a la disposición de grupos ilegales (narcotraficantes) y anti-sistémicos (Sendero Luminoso); mientras que los actores “del sistema” no hacen nada al respecto. ¿Se han puesto a pensar donde están todas las armas que Fujimori distribuyó a los comités de autodefensa como parte de la estrategia subversiva? ¿Se han puesto a pensar si los ex cuadros senderistas se han “reincorporado” ordenadamente a la política convencional? ¿Se han puesto a pensar cómo se practica la política ahí donde no hay partidos ni siquiera movimientos regionales? Como pueden ver, los problemas de fondo en zonas como el VRAE van más allá de si debe entrar las Fuerzas Armadas o la Policía. Ese debate es superficial e inadecuado, como mucho de lo que salta a los medios masivos y a las columnas de opinión. Aproximaciones teóricas como las de Zald, aplicadas con algo de tino e información, pueden ayudarnos no sólo a comprender mejor los problemas sociales, sino a tomar mejores decisiones.

Pd. Gracias a los mensajes y correos electrónicos que he recibido preguntando por bibliografía de Mayer Zald, el “Candelo” de los movimientos sociales. Lamentablemente les digo que no hay mucho de él en español. Sin embargo, insisto en la referencia al texto de Tanaka que mencioné en el post anterior. Esta es la referencia completa. En teoría está disponible el texto completo en la web del IEP. Bájelo, imprímalo, pero sobre todo, léalo.

Tanaka,Martín.
Título: La participacion social y politica de los pobladores populares urbanos?: del movimientismo a una politica de ciudadanos? , el caso del Agustino.
Año:1999
Pp:40
Serie:Doc. de Trabajo, 100. Serie Sociologia y Politica, no. 19.
Descriptores: PARTICIPACION SOCIAL; PARTICIPACION POLITICA; ORGANIZACIONES POPULARES; DEMOCRACIA; LIMA; eL AGUSTINO; PERU.

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Sunday, April 19, 2009

Mayer Zald en mi barrio

Tanaka me acababa de contratar como asistente para un proyecto de investigación sobre participación y programas sociales. Para “entrar en sintonía” con sus hipótesis, me sugirió leer un documento de trabajo del IEP sobre El Agustino que él recientemente había publicado. Recuerdo que leí ese trabajo en una combi y que mientras avanzaba en la lectura, iba marcando párrafos enteros. Era la primera vez que alguna interpretación sobre la política en los sectores populares me parecía convincente, cercana, desideologizada, lejos de utopías y de wishful -thinking. Cuando revisé las citas bibliográficas correspondientes descubrí un par de nombres que desde ahí en adelante se volverían parte de mis referencias favoritas: Mayer Zald y John D. McCarthy. (Eran todavía los días en que pagaba medio pasaje y leía fotocopias).

Diez años después, nos encontramos con Tanaka en la puerta del Kellogg Institute en Notre Dame para ir a la ceremonia de homenaje a Zald que se organiza en el campus. Siento que somos dos barristas que se juntan antes de ir al estadio, dos groupies que saben a qué hora y por qué puerta llega al hotel su estrella favorita. Mientras caminamos hacemos cálculos sobre la edad de Zald, sobre el número de libros y artículos que habrá publicado, sobre su relación con otros colegas de su generación. Al llegar a la sala, agarramos primera fila. Nos sentamos y le digo a Tanaka: “mira, ese on es Zald”. Era la primera vez que ambos lo veíamos en persona.

Gran parte de su presentación, Zald la dedicó a hablar de la historia detrás de sus publicaciones. De cómo comenzó su interés en la acción colectiva estudiando centros de reclusión delincuencial, de la vez que “le metieron cuchillo” (literalmente) cuando hacía trabajo de campo en los barrios pobres de Chicago, de cómo fue encontrando colaboradores entre sus alumnos y colegas. El “mentoring” fue fundamental para el crecimiento de un área que en sus comienzos era marginal, y sobre todo para construir una comunidad académica: “intellectual work is a collective endeavor, as we all know”. Frase que retumba en los oídos cuando recordamos nuestra comunidad académica peruana, en la cual algunos se creen los “dueños” de determinados temas y no quieren (y hasta impiden) que otros, sobre todo nuevas generaciones, entren a sus “feudos académicos”.

Mi interés a los temas de acción colectiva viene de mi experiencia personal, de la historia de mi barrio. Desde ahí fui formando mi sentido común sobre la forma como se practica la política en las zonas “emergentes” de Lima. Los libros vinieron después para mí. Por eso, cuando leí a Zald por primera vez encontré un marco teórico que me permitía explicar esas intuiciones y percepciones que había desarrollado desde antes de ingresar a la universidad siquiera. Y cuando ingresé, la literatura dominante había estado repleta de ideas que para mí personalmente me parecían un sinsentido: la generación de una identidad política como motor de la movilización social siempre me pareció un deseo sin sustento más allá del campus de Pando.

Tanaka ya lo mencionó en su post sobre Zald. Él introdujo ese corpus teórico a la discusión sobre acción colectiva y movimientos sociales en el Perú, hacia finales de los noventas (cuando esos textos eran de 1977!!!), y hasta hoy esa aproximación más “racional” (que no es lo mismo que “rational choice”), más sensible a los recursos y a los costos que imprimen la acción colectiva, resulta antipática. Hace dos semanas, por ejemplo, la mención a los que consideramos este marco teórico para entender los conflictos sociales fue motivo de risas y burlas en una reunión de CEPES, cuyos asistentes buscaban “interpretaciones más étnicas” (sick). Precisamente, del marco de la “teoría de la movilización de recursos” es que viene parte importante de los temas que profesionalmente me interesan más: desde los operadores políticos hasta los conflictos sociales.

En un momento de la ceremonia, nos acercamos a saludar a Zald. Luego de presentarnos, la breve conversación fue algo así como:

Tanaka: I can say that I introduced your ideas to the Peruvian academic debate on social movements, in a context where the discussion was dominated by “European” authors like Touraine.
Zald: It is amazing the places where it pops up. I heard that in Korea they use my framework too.
Meléndez: Although, I suppose that your work, especially your articles with McCarthy, has been criticized from a more ideological point of view outside the US.
Zald: You know. John (McCarthy) and I have written a lot together precisely to respond to our critics. But obviously we have demonstrated that we were right.

Say no more!

Foto: Blog de Daniel Little.

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Friday, April 10, 2009

Gracias Caviar (pero...)


Al César lo del César; al Caviar lo del Caviar.

Quiero agradecer al amigo caviar por haber sido tan tenaz en la acusación judicial contra el Chino-Rata. A Diego Garcia-Chayanne (“Diego” a secas para los amigos, no?) por haber iniciado un sistema anti-corrupción y anti-impunidad en sus 15 minutos de ministro transitorio. Quiero agradecer a los activistas-free-Melissa por haber prendido velas en todas las partes posibles. Agradezco a los intelectuales de ONG que han jodido con el tema en cualquier foro, conferencia, coloquio, chingana. Gracias a Susana Villarán (caballero no más) por haber contagiado de su capacidad de indignación a muchos “ciudadanos de a pie”. Si hubo un sector político-no-gubernamental que estuvo detrás de la acusación de Fujimori, fueron nuestros amigos “caviares”. Sus celebraciones (ver foto) son justificadas y merecidas.

Creo que todos hemos aprendido muchas lecciones luego de la condena de Fujimori. Los gobernantes autoritarios tendrán más recelo (por decir lo menos) de cometer cualquier abuso contra los derechos de los ciudadanos. Los militares tendrán que reconocer que hasta en la más cruel de las guerras, hay reglas que cumplir. Los ciudadanos aprendimos que la justicia tarda, pero llega.

Pero sobre todo, creo que los que más han aprendido son aquellos que pertenecen a un sector de la izquierda que en los ochenta pregonaban a voz en cuello la “lucha armada” y los “costos necesarios” para tener una “democracia real”, y ahora son defensores de los derechos humanos (Ojo: subrayo UN sector).

Hubo en nuestro país, recordemos, una izquierda (un sector de ella) que no respetaba la vida, que creía en una “tercera vía”, que se armó y formó cuadrillas que mandó a las montañas y a las serranías a estar listos para la “lucha armada” (tantas historia escuché sobre Puno, por ejemplo). Hubo una izquierda no sólo tolerante con el MRTA (senadores de IU que cargaban los féretros de ex emerretistas caídos en armas), sino también con Sendero. Espero que sobre todo sea esa izquierda la que haya aprendido la lección de que la vida de cualquier ciudadano está por encima de cualquier ideología. Intuyo que muchos de los que pregonaban la “revolución por la vía armada” hace unos años, ahora celebran la condena de un asesino.

Sólo espero que algún día, algunos de estos “amigos” pidan perdón. Ninguno de nuestros gobernantes (salvo Toledo) lo hizo. Espero que los que están ahora tan cerca de causas pro-derechos humanos y de sectores que fueron importantes en la condena a Fujimori, hayan realmente aprendido la lección, pero que sobre todo digan públicamente sus errores. Las nuevas generaciones quieren aprender no solamente que en nuestro país se hace justicia, sino de la hombría de los que reconocen sus errores.

No quiero aguar la fiesta, ya que el día de la sentencia, mientras veía los hechos por internet, me sentí más caviar que nunca. Hasta me dieron ganas de salir a la calle como lo hacía de universitario (al comienzo, luego ya no porque se llenó de caviares-ultra o "terrucos-pituco"). Pero creo que en el conflicto interno que tuvimos en el país, muchos fueron cómplices, solo que algunos ahora pasan por defensores de causas humanitarias. ¿Aprendizaje o cinismo? ¿O memoria selectiva?

Por ahora, gracias amigos "caviares", sinceramente. Salud!

Foto: proporcionada por un amigo caviar.

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Sunday, April 5, 2009

We All Together - Tour 1986 - Chicago

(Heduardo's style)


We All Together was part of a Peruvian pop music trilogy circa 1968-1974, along with Los Shains and Traffic Sound.


Romeo Grompone, an Uruguayan singer, led the band since the beginning. His voice echoes Lennon's, but doesn't quite have the power or the angst; call it 75% Lennon and 25% Samir.


Like most of the Peruvian bands of the time, We All Together never made much noise outside of their native land, and so their albums languished in obscurity for many years.



Grompone is from Montevideo, but the band was formed in Lima with the three other Peruvian musicians: Humberto Campodonico, Gonzalo Portocarrero, and Carlos Tapia (drums)


Although Grompone is from Uruguay, his accent is reasonably unobtrusive, and the band shows an adequate grasp of English on their original tunes.


Grompone's love for Lennon is well manifested on the opening cut on the album "Desco Club", which is We All Together's take on "Imagine"


"Hey Revolution" is a very politically oriented track that is probably trying to ape "Revolution" in both sound and sentiment; although musically it's much closer to Marambio's "Llaman a la Puerta"


"Turn Left" a 45 track written by band members Humberto Campodonico and Carlos Tapia has a slightly Old English bent and is marked by some interesting transitions.



The guys had worked together for a few years and were clearly coalescing as a unit, giving the album more of band feel.


The songwriting became a bit more adventurous, as there is more experimentation with some unusual chord structures and time signatures, as we can appreciate in "Coca Leaves Party System" and "Ayahuasca All Stars"



Their farewell concert, in Chicago, in 1986 was their last public presentation. Grompone is retired in Cuba, Campodonico has a TV program in Nicaragua, Carlos Tapia is a political advisor in Peru. Portocarrero still plays the guitar every Thursday at La Posada del Angel.



The announcement of an Argentinian support-band --We All Together was very popular in former authoritarian regimes.

Texto: Algunos parrafos fueron adaptados de textos de George Bonilla
Fotos: El Jorobado
Nota: Si existe homonimia entre los musicos y algunos cientificos sociales peruanos, es pura coincidencia.

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Thursday, April 2, 2009

El ciudadano participativo

El ciudadano participativo acude a las reuniones de la junta vecinal de su distrito todas las semanas. Durante los primeros seis meses del año concurre a las sesiones de deliberación del presupuesto participativo. En los otros seis se convierte en un miembro del comité de vigilancia ciudadana para fiscalizar el cumplimiento de los acuerdos refrendados por las actas de compromiso que su alcalde firmó en la pileta de su barrio. El ciudadano participativo durante todo ese tiempo recibe "capacitaciones" de promotores sociales, que a punta de plumones y paleógrafos, de manuales de vigilancia, le enseñan a ser aún más participativo.


El ciudadano participativo ha votado por los miembros del Consejo de Coordinación Local de su distrito y de su provincia, por los del Consejo de Coordinación Regional, ha contribuido con sus opiniones en las sesiones que definieron el Plan de Desarrollo Sostenible de su comunidad y el Plan Estratégico del Municipio para el año 2021. También ha participado en una iniciativa de referéndum provincial para cambiar de nombre a un río, ha presentado iniciativas de regulación para su comuna, ha acudido a los cabildos abiertos y ha exigido a voz viva sesiones de rendición de cuentas para fiscalizar a las autoridades y prevenir la corrupción. Dado que existen indicios de posible malversación de fondos, nuestro amigo participativo ha ido a la ONPE, ha comprado su "kit electoral" y ahora anda juntando firmas para promover una revocatoria.

Luego de haber medido la evolución de las provisiones legales de los cinco países andinos, nuestro país tiene el orgullo (¿?) de ser uno de los más participativos de la región, sólo superado por la chavista Venezuela. La avasallante legislación en materia participativa, que se ha incrementado notoriamente en los gobiernos de Paniagua y Toledo, supone un ciudadano participativo informado, deliberativo, activo, influyente y con capacidad de incidencia en el proceso de toma de decisiones en todos los niveles de gobierno. Pero, ¿es cierta tanta belleza? Es decir... ¿Existe el ciudadano participativo de carne y hueso?

Hace falta medir -al estilo de El Otro Sendero- los mecanismos de participación ciudadana en términos de horas-hombre para saber cuán costosa y eficiente es la participación. Aunque para algunos sería mejor no saberlo. Más fácil es repetir el sinsentido "solidarios y vigilantes" de Susana Villarán.

Publicado en Correo, 02 de abril del 2009:

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